De mina de carbón a fábrica de cerveza artesana
Un empresario apuesta por cambiar el modelo productivo del municipio leonés de Villablino adecuando las instalaciones del Grupo Lumajo para la elaboración de 12.70, una bebida de calidad con la que se quiere «rendir homenaje a todos los mineros».
Las instalaciones del Grupo Minero Lumajo, en la localidad leonesa de Villablino, es una de las pocas minas cerradas por la crisis del sector que tendrán una segunda oportunidad de explotación, aunque lo que saldrá de ella ya no será carbón sino una cerveza artesana de calidad, eso sí, concebida como «homenaje a todos los mineros» de un territorio muy castigado por el declive económico y demográfico. El empresario Juan José Villanueva, un lacianiego actualmente afincado en Panamá, es quien ha decidido poner en marcha esta fábrica. Pero su objetivo no es crear un proyecto sólo con fines empresariales o económicos, sino que con esta iniciativa pretende contribuir a impulsar el Valle de Laciana y «dar un empujón» a la gente de la zona «para que se atreva a emprender». En esta aventura estará acompañado por su socio y amigo, el hostelero local Abel Díaz. Juntos sacarán al mercado el próximo mes de agosto la primera tirada de 12.70, una cerveza artesana de calidad, con muchos elementos diferenciadores y un importante componente sentimental.
Esta iniciativa está directamente vinculada a la historia personal de su impulsor, Juan José Villanueva, afincado actualmente en Panamá con su familia aunque es natural de la zona de Villablino. De ella se fue con 17 años con su padre. En la capital asturiana conoció a su esposa y juntos se trasladaron a Panamá, de donde es ella. Juanjo reconoce que éste es un país «bueno para los negocios» y allí inició un proyecto incubadora de iniciativas para futuros negocios. Su experiencia y el ver cada año durante ese mes que pasa en Villablino como el municipio «iba a menos», con las minas cerradas y «gente pasándolo fatal» fue lo que llevó a este empresario a poner en marcha la Beca ‘Manuel Villanueva’, en recuerdo a su abuelo, tras llegar a acuerdos con diferentes instituciones, asociaciones y organizaciones de la provincia de León. En el marco de esta beca se convoca un concurso de proyectos empresariales a desarrollar en la zona de Laciana cuyo objetivo ha de ser cambiar el modelo productivo del territorio «y salir del carbón, que ya no aporta nada». El premio para las iniciativas que decida un jurado independiente es una inversión total a fondo perdido de 400.000 euros.
Pero este empresario es consciente de que «la gente de la cuenca minera no es muy emprendedora», por lo que decidió «dar un empujón» a sus convecinos «para que se atrevan a emprender». Así, con su socio y amigo Abel Díaz, hostelero local, ha querido poner en marcha este primer proyecto de fabricación de cerveza para dinamizar la zona. «Queremos generar empleo y ser ejemplo para dar un empujón a los emprendedores que vayan a concurrir a la beca», ha manifestado Juan José Villanueva. El primer paso que dio para poner en marcha una empresa de cerveza artesanal fue comprar las abandonadas instalaciones del Grupo Minero Lumajo, que suman más de 23.000 metros cuadrados de terreno, ya que entendía que el patrimonio minero «se puede aprovechar». En estos días ya se está procediendo a la limpieza y rehabilitación de los antiguos cuartos de aseo, 900 metros cuadrados en los que a finales de este año ya se estará produciendo esa «cerveza de calidad con elementos diferenciadores» con la que quiere «rendir homenaje a todos los mineros» y que, no por casualidad, se denominará 12.70.
En realidad hace referencia al año 1270, año importante para el valle porque fue cuando Alfonso X «El Sabio» concedió la Carta Puebla a los «omes buenos» de Laciana. Por tanto, para Villanueva ese fue un año importante para la zona que marcó el futuro de los lacianiegos. Sin embargo, por un tema de marketing y haciendo un juego de palabras, se decidió llamarla 12.70. Por lo demás, el producto está relacionado con el carbón en un sinfín de aspectos: la imagen de su etiqueta es un maestro cervecero, con el que se quieren mantener las tradiciones. De hecho, en la misma reza «las leyendas nunca mueren». Juanjo explica que toda la creación de la marcha, realizada en México por la misma empresa que creó la de Heineken o Coronita, es «en honor a los mineros» y por eso los colores de la etiqueta son «el negro por el carbón, el rojo por la sangre derramada por los mineros y el dorado por la calidad del producto».
El caso es que la campaña de promoción todavía no se ha iniciado pero en 24 horas se agotaron los 6.000 litros de cerveza destinados a la preventa, algo que ninguna marca había conseguido hasta el momento teniendo en cuenta que ha sido «una compra a ciegas» puesto que no se ha dado prueba. Esta primera tirada de un total de 9.000 litros la han elaborado en una fábrica de Toledo que será la encargada de surtirles la maquinaria necesaria y de formar al personal que después trabajará en las instalaciones de Villablino. El objetivo de este lanzamiento era tener una primera partida de la bebida para presentarla a mediados de agosto durante la celebración de las fiestas de Villablino. Se destinarán 3.000 litros. Sobre 12.70 desvela que es «un buen produzco» a medio camino entre la cerveza artesana «que suele ser muy fuerte» y las cervezas más comerciales. «Es una cerveza con buena calidad y un sabor muy bebible por un precio no mucho mayor que una cerveza normal, quizá 20 o 30 céntimos más».
Pero en el marco de ese homenaje a los mineros del entorno, habrá un lanzamiento especial «y cada botella llevará el nombre de un minero fallecido en las explotaciones de la zona», ha avanzado Juan José Villanueva, que ha matizado que ha supuesto hacer etiquetas individualizadas porque en total hay unos 60 nombres. «Ha sido un esfuerzo, pero es un homenaje justo a toda esa gente que levantó este país», ha argumentado este empresario que no olvida que sus abuelos trabajaron en esa mina a la que ahora da una nueva oportunidad y que en ella comenzó también su padre con 17 años. No obstante, matiza que el mismo homenaje pretende trasladarlo cuando se hagan las presentaciones en las comunidades del entorno con los mineros fallecidos de Asturias o los pescadores de Galicia.
Por lo pronto, espera que en octubre o noviembre de este año puedan estar produciendo en Lumajo, para lo que serán necesarias para empezar cinco personas según sus estimaciones. Después verá si hay que ampliarla porque «las perspectivas son buenas» y asegura que ya tienen pedidos «hasta de Finlandia» pese a no haber invertido en marketing ni haber realizado publicidad por el momento.
Con esta empresa lo que quiere dar a entender Juan José Villanueva es que a partir de ahora la dinamización de la economía será a partir de empresas «que quizá sean diez puestos de trabajo» y no de grandes empresas «como estaba acostumbrada la gente en las cuencas mineras», pero «muchos proyectos así resultan interesantes» y, en su opinión, contribuirán «a poco a poco cambiar la mentalidad de la gente».
Desde luego la implicación «personal» de este empresario con su territorio es algo de sobra demostrado, un territorio que echa de menos y por eso quiere que «las tradiciones se mantengan». «Somos pocos los que volvemos y tratamos de hacer algo porque cambiar la mentalidad de la gente es muy complicado, pero hay que hacer ver a la gente que es posible», señala Villanueva, que aspira a que con este primer proyecto dinamizador «quizá se conozca a esta zona como el valle de la cerveza, por ejemplo».
La cerveza más cara de España
Pero la iniciativa y el proyecto de Juan José Villanueva no se limita sólo a sacar unas cervezas artesanas al mercado y vender. Este empresario natural del valle de Laciana quiere hacer todo lo posible por el lugar en el que se crió y en su cabeza rondan ya ideas de cómo complementar la fabricación de la cerveza 12.70. Una de esas ideas es crear «la cerveza más cara de España», y deja claro que tiene mucho que ver con el marketing porque será una tirada limitada de no más de 3.000 botellas. Esa cerveza ser hará «con la primera nieve de la zona, que se irá a buscar a más de 2.000 metros de altitud. Con esa agua y una malta y nos lúpulos especiales que se fermentarán en barricas de roble haremos una cerveza que se meterá bajo tierra, a 250 metros de profundidad en la mina de Lumajo», adelanta Villanueva, que también tiene claro que esa bebida se envasará en botellas grandes de 75 centilitros porque será «un producto especial de alta gama para tomar, por ejemplo, durante una cena o para unos postres». Su precio estima va a rondar los 75-80 euros y que podría estar solicitado por el mercado asiático y americano más que por el europeo.
Otra idea es desarrollar actividad turística y experiencias en torno a la fabricación de cerveza en Lumajo. Solicitar permisos para hacer visitas al interior de la mina, hacer recreaciones de falsos derrumbes o que la gente pueda hacer su propia cerveza, que después de cuatro semanas recibirán en su domicilio con una etiqueta personalizada son algunas de las propuestas en las que trabaja este empresario que también ha tenido en cuenta que el residuo de la malta que queda después de la cocción de la misma puede servir como alimento para la ganadería de la zona. Así, Juan José Villanueva dice que llegará a un acuerdo para cederlo gratuitamente a los ganaderos de la zona ayudándoles así a paliar los gastos que tienen de forma mensual en la alimentación de los animales.
Texto – Carmen Liedo