Aquí antes había un bosque, ahora parece Marte. Minas ilegales de estaño en Indonesia

En este lugar desolado comienza la fabricación de su móvil. De la isla de Bangka (Indonesia) sale un cuarto del estaño que circula por el mundo. La demanda de este metal, clave para la revolución tecnológica, ha devastado una región paradisiaca donde 300.000 mineros ilegales buscan ese filón que les permita subsistir.

 

 

Una historia de 300 años

Casiterita, del griego kassíteros. Así se llama la forma mineral del óxido de estaño, cuya mayor reserva mundial es la isla de Bangka. Comenzó a explotarse hace más de 300 años, pero fue hace dos décadas, con la popularización de los móviles, cuando la demanda se disparó. Hoy, tres cuartas partes de esta isla que inspiró a Joseph Conrad el escenario de su novela Lord Jim han sido ‘lavadas’ en busca del preciado metal.

 

El estaño hecho carroña

El grueso del negocio está en manos de la estatal PT Timah, pero miles de personas practican la minería ilegal. Cuando la compañía da por agotado un yacimiento y retira sus excavadoras, los mineros artesanales se lanzan a por los restos de casiterita que puedan quedar. La mayoría llega desde alguna de las otras 17.507 islas del archipiélago indonesio para, con picos y palas, rascar los pozos sin descanso.

 

‘Mad Max’ del subdesarollo

La isla está salpicada de lagos artificiales como este. Los crean los propios mineros porque el agua es clave para extraer de los sedimentos este mineral de granos diminutos y dispersos. Con mangueras dragan arena y grava a la superficie, donde separan el mineral. Desde sus precarias balsas, al estilo de una secuela pobre de Mad Max, pueden llegar a obtener unos 17 kilos de estaño al día para ganar 90 euros en una región donde casi la mitad de la población vive con unos 2 euros diarios.

 

Morir en un pozo

El peligro de deslizamientos es constante y las muertes de mineros, habituales. Indonesia, segundo productor después de China, extrae 70.000 toneladas al año. Al margen de las tecnológicas, el estaño es clave en la industria conservera y se usa para fabricar dentífricos, jabones, perfumes, aditivos y colorantes, plásticos, envases, cañerías, plaguicidas, pinturas, repelentes… Su reciclaje posterior es clave: por cada tonelada reutilizada se evita la emisión de 2,15 toneladas de CO2 a la atmósfera

 

Desastre en tierra y mar

La vegetación que cubría esta isla formada en el Triásico está siendo arrasada por la minería. El desastre también se extiende al mar, donde los buscadores remueven el fondo a la caza de mineral. El azul turquesa de sus aguas es hoy un pestilente marrón. Los corales mueren por la acumulación de cieno, los peces se alejan y los pescadores se suman a la legión de mineros. Y la cosa va para largo: el subsuelo de Bangka aún contiene más de un millón de toneladas de estaño.

 

La responsabilidad del comprador

La jornada termina al atardecer, tamizando arena y grava para ver cuánta pasta de casiterita han conseguido recoger. De su pureza depende el precio por gramo que les pagan por su mineral ilegal. El estaño acaba en las fundiciones que lo exportan eludiendo la trazabilidad sobre su origen. A diferencia del estaño africano, considerado mineral de conflicto, las empresas que compran a Indonesia no están obligadas a conocer su origen.

Aquí antes había un bosque, ahora parece Marte: ¿cómo ha ocurrido?

XL Semanal

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